SABIOS AL VIVIR CADA DIA

SABIOS AL VIVIR CADA DIA
de la Lic. Maria Elena MAMARIAN *

«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al
corazón sabiduría» (Salmo 90:12)

Todos y cada uno de los días de nuestra vida tienen la misma
duración, ya que están ordenados por una ley natural ajena al control
humano.

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Sin embargo, la vivencia subjetiva de la rapidez o lentitud del
transcurrir de los días es variada. Para el bebé, por ejemplo, ni
siquiera hay noción del tiempo; unos minutos de ausencia materna
pueden representar una eternidad. Para el adolescente, vivir el
momento es lo más importante. Pero a medida que nos acercamos a la
madurez comenzamos a decir: «qué rápido pasa el tiempo», «parece
mentira, parece que fue ayer». Aunque los días tengan la misma
duración, el anciano dirá: «se fueron como un soplo». También las
circunstancias de la vida tienen un efecto deformador. Es así que los
días placenteros parecen pasar más rápidamente que los días de dolor
y sufrimiento. Al que padece insomnio las horas le parecen
interminables y el que está urgido por un plazo perentorio para
cumplir con una tarea, las horas se le escurrirán entre sus manos.
Cualquiera sea la experiencia y la edad, lo cierto es que los días de
nuestra vida son limitados. Y por lo tanto, valiosos. Por eso se dice
que el tiempo es el bien más escaso y caro de la humanidad.

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Frente a esta realidad, algunos se angustian al tomar conciencia del

rápido paso del tiempo. Otros disfrazan esa misma angustia con

distintas maniobras para evitar el envejecimiento. En otros casos, la
ansiedad y el apuro invaden, corriendo en una competencia desigual
con el transcurrir del tiempo. Y también están los que bajan sus
brazos y no viven, sólo duran mientras los días de la vida se les
escapan inexorablemente.

Pero hay también otras alternativas más útiles y satisfactorias. Por
ejemplo, la del poeta bíblico quien levantó sus ojos al cielo
pidiéndole al Creador del tiempo y de la vida humana la sabiduría
resultante de saber contar bien sus días.

Enséñanos a contar bien nuestros días… significa valorarlos,
apreciarlos, usarlos bien, tener en cuenta que son pasajeros pero
llenos de posibilidades. Es ver cada día como un tiempo precioso que
no volverá. Es despertar cada mañana agradeciendo a Dios por el nuevo
día y decidir vivirlo con la sabiduría de Dios, sabiendo que estamos
en sus manos. De este modo podremos vivir cada día de nuestra vida
con serenidad y con un propósito que valga la pena ser vivido.

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Oración: Señor, ayúdame a cumplir con el propósito trascendente que

tuviste al darme este día, para que el final del mismo me encuentre
más sabio. Amén.

por María Elena Mamarián

Lic en Psicologia
Escritora
Docente
Presidenta de la Mesa Directiva de Eirene y Coordinadora del Centro Familiar
Coordinadora de CAMINOS

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