Dice: «La reflexión comunitaria salva vidas. Esas mesas compartidas, café, pizza o asado de por medio. Esas mesas salvan vidas. Esos encuentros donde nos disponemos, con sinceridad, a abrir nuestros corazones y comprender a Cristo también sentado ahí entre nosotros. Esos espacios donde abrimos la boca para expresar nuestras emociones y pensamientos. Esos momentos donde permitimos a otros que nos corrijan y nos ayuden a repensar lo vivido, lo creído… lo sentido y lo pensado…».
El autor expresa una forma de hacer una análisis personal al expresar: «La mayoría de las veces, no nos apropiamos correctamente de estos momentos. Nos juntamos, y la charla no alcanza la profundidad necesaria. Caemos en el error de dejar todo librado a la espontaneidad. No comprendemos que la búsqueda de la profundidad requiere de su apropiada cuota de disciplina.
A esto agrega un aspecto de aconsejamiento: «Necesitamos repensar nuestras vidas y disciplinadamente fomentar encuentros que nos lleven a la reflexión. Sin disciplina de navegantes, el único responsable de nuestro naufragio será la negligencia propia».
Con el subtítulo: Lápidas de náufragos, cuya fuerza habla por sí sola, agrega: «La ausencia de acompañamiento en la vida tiene resultados nefastos.
Cuando el olorcito a muerte se impregna en sus matrimonios, en sus amistades, en sus familias, en la relación con sus hijos… en sus propias vidas, y llega a las narices de propios y ajenos…ahí, las lápidas casi siempre declaran: «No hubo reflexión comunitaria».
«La sabiduría nos invita a tomarnos en serio el desafío de vivir la vida cristiana en compañía de otros….la disciplina debe llevarnos a instancias aún más profundas y comprometidas».
IDEAS PRACTICAS
El artículo deja en claro tres direcciones de acción muy prácticas:
«La idea de congregarnos,…no es tan solo asistir a reuniones. Tiene que ver con generar vínculos profundos que permitan el diálogo sincero que abra las puertas al estímulo y a la exhortación.
…práctica del acompañamiento en tres direcciones concretas:
A- CON ALGUNO MAYOR QUE ME AVENTAJA EN EXPERIENCIA Y CAMINO RECORRIDO.
…la madurez, la gracia y la misericordia necesarias para compartir aún mis debilidades en un clima de corrección amorosa.
B- Con amigos de mi mismo rango de edad y que son compañeros de vida y ministeriO. Compartimos las experiencias vividas, debilidades, fortalezas, éxitos y fracasos. Caminamos juntos reconociendo nuestras limitaciones, pero dándonos permiso para corregirnos y orar los unos por los otros.
C- Con muchachos MÁS jóvenes que yo. Con ellos puedo aportar orientación, guía y corrección amorosa mientras aprendo también de ellos, de sus experiencias y de su búsqueda.
Al plantear las RAZONES DEL NAUFRAGIO, comenta: «La ausencia de la charla franca con el hermano que comparte mi fe es portadora de féretros espirituales, porque nadie examina mis limitaciones de pensamiento, de palabra y acción. Porque nadie pasa por mi vida con una mirada que me examine con amor.»
El autor incorpora un pensamiento de la Lic. Silvia Chavez, profesional con vasta y enriquecedora experiencia:
«El mundo privado es un invento del capitalismo. Nuestra entera entrega a Cristo debería dejarnos sin ese espacio para nuestra exclusividad. Obviamente todos disponemos de un mundo íntimo, pero la diferencia con el privado es que la intimidad ha sido creada para ser compartida. El mundo privado es un espacio de mi vida que he cerrado a todos y que esconde negra oscuridad. Un mundo íntimo es un lugar interior que no puede ni debe ser revelado masivamente, pero que debe tener visitantes amorosos, llenos de gracia y misericordia, amigos que me ayuden a crecer y mejorar, seres con los que comparta mis miserias con el fin de reconocerme humano y disponerme a la corrección que edifica».
Una reflexión que nos podría incluir a muchos de nosotros, concluye diciendo:
«Si algún día despisto en mi carrera y me doy duro contra algún muro (será) porque repetiré la triste experiencia de otros tantos que privatizaron algún rincón de su ser».
Germán Ortiz sigue diciendo:
RESCATISTAS A MANO.
«Buscar personas en quien depositar mi confianza y pactar confidencialidad con ellos. Comprender la verdadera dimensión de la comunión y de la confesión entre hermanos. Volcar en la conversación franca mis pensamientos y emociones. Hablar con libertad mis debilidades frente a amigos que también tienen las suyas. Ejercitarnos en la corrección mutua conducida por el amor…Eso… Eso salva vidas del naufragio y enriquece intensamente la experiencia de la aventura de navegar la fe.
Aun cuando hayas tenido experiencias fallidas o frustrantes, te invito a renovar tu apuesta y a no bajar los brazos en la búsqueda de vínculos constructivos para tu vida».
Finalmente quedan para la reflexión personal estas preguntas:
«¿Con quienes puedo compartir mi mundo íntimo y testear el estilo de vida que llevo?
¿Qué amigos o hermanos mas crecidos pueden acompañarme en la reflexión de mis pensamientos, emociones, conductas y hábitos?»
La urgencia de los tiempos que vivimos, junto a las estresantes demandas de la sociedad y de nuestros propios compromisos, debe hacernos replantear la posición que ocupan estos espacios de amistad y compañía que hemos perdido en aras de atender lo urgente antes que lo importante.
Desde Voz de Esperanza recomendamos leer el artículo completo en la Revista APUNTES PASTORALES Vol XXIV , Nº 4.